viernes, 14 de octubre de 2011

Sublime Hojaraska: Edición ciudades

Nos aproximamos cinco pasos
y esta inocencia empieza a derrumbarse

¿sera el paso del tiempo
 lo que nos hace esclavos?

Día a día, 

sin darnos cuenta,
Estaremos volviendo,
a las esplendidas ciudades.

Juan Oliveira

Oda a las calles:




_ ¡Fuiiira!_
El traqueteo y los cascos galopando,
El cemento va de abajo para arriba,
Y por ahí, cortes, heridas de verdes,
Helechos en las terrazas,
Árbol bailando extasiado
Entre los ojos del viento
Y la que limpia desequilibrada
Pedazos de nada, objetos
Que te los tira al paso,
Con esa escoba que ya es
Casi sus manos,
Y esquivas polvo, papelitos,
Volantes y envoltorios,
Y todo está lleno de lo humano
¡Qué aburrido se torna!
Todo para el hombre.
Todo es brazos, piernas,
Maniquíes asfixiados
En la vidriera, manos, pies,
Tableta de pastillas
Sonriéndole al charco,
Los fideos vegetarianos
Puestos para el perro rengo
Con paragolpe incrustado
En esa calle, nena que acaricia
Una flor pomposa y amarilla,
Viejo sin una pata
Que resbala con el olor
Asqueroso de la limpieza
Química de las empleadas,
Y torsos y cabezas, dos ojos
Que saludan, que aplauden,
Detrás del pestaneo, un mundo,
Otro, un multiverso de colores,
Continuo aleteo,
Nunca puedo alejarme,
Desde los peces, los pájaros,
Nadie se salva,
Todos andamos,
Maquinitas absurdas, sin porqués,
Sin nada, y nos conformamos
Con que tan bello es,
Tan placentero a veces,
Y dos orejas,
Dos orificios nasales,
De todo rescatás algo,
Lo que hay que hacer es hacer,
Y aunque cueste y el letargo
Pueda ser más sed de ser,
Dos labios, una boca, 32 dientes,
La calle está silenciosa
De voces de gente,
La alarma de un coche
Que me repercute
Aún luego de una cuadra,
Las velocidades ruidosas
Y ni el perro ladra
Acostumbrado a la sin sueños,
Sin nada nuevo,
Es tan difícil encontrar el reino.
Texto:Gustavo Ramos
imagen:Leandro Cepeda

Perdidos en la ciudad


 En la ciudad está tu nombre. En cada esquina se cae tu voz. Entre las raíces de los árboles que sobresalen de la tierra, tus cabellos descansan.
Tu piel es de luz y tiene aroma a mentas y ron; sin embargo, tus manos rocían de caricias al viento, y tu vientre se enciende de fuegos multicolor. La figura de tu rostro es lineal a la felicidad, tus uñas reflejan el pasado penoso, pero tu lengua lame la miel y la sal del amor. Aunque tus dientes no puedan triturar las cadenas con candados, tu saliva es paciente al igual que tus gustos y sabores.

Puedo verte y sentirte en la luz de cada calle, en el rocío de la madrugada, en los bares, tiendas, teatros, colectivos, trenes y bicicletas, siendo todo y nada a la misma vez, siendo un reloj biológico que se adelanta, constantemente, a una vida que todavía no le toco vivir.

Creemos saber e inventamos creer saber. Uno no sabe nada, siempre está inventando, de eso se trata, al final, la esencia trasmuta y reencarna en una sola palabra que contiene millones de

 partículas de emociones y sentimientos al nombrarla, amor...
Anónimos en melodías. Palabras, imágenes y cuerpos sin nombres ni edades.

Texto: Mariano Zabala
Imagen: Malva Molina

Entre diluvios


Sólo cuando afloja la canilla gorda
se intelige la ciudad.
Algunos, atrapados debajo de los cartelones
por los llantos de arriba
siguen su marcha regular.
El mayoral sale a la lleca,
y así voy yo también,
para ver el verde
de los pastos más verdes,
los grises de los tiempos más grises.
Sólo cuando afloja el redoblante acuoso,
caminan rarezas,
cual palomas blancas.
Me acompañan amigas,
sienten como el poeta
entre dos precipitaciones.
Mis delicadezas a veces
se venden por espejitos españoles,
cuando yo sólo quiero agua.
El ojo del huracán observa.
Los arco iris de cloro
corren bárbaros
por las plazas sin gente
(los vagabundos no cuentan).
Un avión pasa cercano
y el aura negra de una calefacción
presagia desastres emocionales.
Ya viene la tormenta
y antes de que me parta un rayo
en forma de mujer,
se me revela que las cosas
deberían ser más simples.
Texto: Francisco Castellano
Imagen:Omara Cappa

La ciudad bajo el puente


Desde el blues de este boleto de tren
hasta el temor afilado de las fuentes infalibles,
desde el incienso de madera quemada  trinando el aire
hasta la textura masticable de una hoja que cae.
Desde el bramido del hambre,  la sed y  la avaricia
hasta el ronroneo de los motores y las maquinarias.
Pero  también aquí, bajo los puentes,
en la llama de un barril oxidado,
en el fuego crepitando la madera,
en personas de gamulán sucio
Huyéndole al frío de la noche,
donde la esperanza juega con la corteza de lo cotidiano.
Acá también las personas bostezan y se enamoran de lo ajeno.
Acá también La ciudad florece.

Texto: Juan Oliveira

Pensante poema peregrino


Resplandezco ases negros.
Son lunas de tinta que cubren y absorben la luz.
Y vos levantás la mirada
y los carteles te quieren seducir
con arco iris LG.
Me recogiste de un mostrador
o de un café
y pensar…
pensar que nací de unas manos
sucias de tierra y mi vientre fue una  hoja bautizada con tinta china.
quise ser una mano tendida,
pero el aire se tiñó con el asfalto y sólo pude hablar de mí para no chocar.
Por ser poema siempre seré extemporáneo.
Yo no espero nada. Sólo soy la fotografía de una gota rioplatense mientras cae al río.
En este caso, soy tu electrocardiograma. Si mirás, vas a saber realmente cuáles son las órdenes de tu corazón.
No temas mirarlos,
ellos son tus compañeros de viaje.
Todos viajan juntos en un colectivo o en un tren voraz,
diligentes serpientes,
fertilizan pueblos y ciudades, devoran y vomitan sufrientes.
A ellos se les oculta la historia, todavía no saben que son hijos de lobos, halcones y panteras.
Son los jinetes que cabalgarán más allá de las tormentas.
Texto: Gabriel zelaya
Imagen : Omar Cappa

NUBES DEL CONURBANO

Vuelvo a la madrugada de Quilmes y veo
las nubes del conurbano, violetas,
rebordeadas de naranjas, embarazadas,
a punto de largar su verdad,
una verdad que contiene el aire
como los suspiros fabriles.

Nubes que mantienen intacto el volumen
que alguna vez le dieron en sus talleres
los héroes del renacimiento.
Siglos en sus espaldas sosteniendo
la contemplación de lo etéreo.



texto: Mariano Gigena
Imagen: Julia Lemoine